


Entre la correspondencia diaria, Eloy Granero recibe un sobre que contiene una fotografía. Es una imagen que reconoce perfectamente, que de hecho jamás ha podido olvidar, pero que asalta ahora de pronto la tersa superficie de su vida, una vida de éxito y poder como presidente de la empresa familiar de la que es heredero.
Sólo Claudia, la propietaria de la tienda de fotografía en la que Eloy revela sus carretes desde hace más de veinte años, puede haber tenido acceso a esa imagen. Sólo Claudia, la incolora e insignificante Claudia, tal vez tenga en sus manos el desvelamiento de un hecho terrible, y con ello la clave para reestablecer el relato de la vida de Eloy.
Las oscuras pasiones, la perversión y el desamparo, la inanidad e incluso un tímido intento de redención, se suceden y se ordenan revelando una existencia que ha transitado la línea de sombra, y a cuyo dibujo, párrafo a párrafo, nos aproximamos cautivados por una indecible fascinación.
Salvador Gutiérrez Solís (Córdoba, 1968) publicó en 1999 La novela de un novelista malaleche, que resultó finalista en el Premio Nacional de la Crítica. En 2005, El sentimiento cautivo (finalista del Fernando Lara de novela 2003 y del Andalucía de la Crítica 2006). En 2006, recupera al novelista malaleche en El batallón de los perdedores. En 2007 publica la biografía Barnaby Conrad, una pasión española, y la tercera entrega del malaleche, Guadalajara 2006. La obra de Salvador Gutiérrez Solís se puede encontrar en decenas de antologías. Ha sido traducido a varios idiomas, ejerce la crítica literaria en diferentes publicaciones y es articulista en El Día de Córdoba.
“No es una novela negra en sentido estricto, entre otras cosas porque la intriga no se resuelve o desemboca en un final abierto, pero el autor consigue mantener el interés hasta la última página. Lo hace gracias a la originalidad de la técnica documental empleada, que anima a ir encajando los fragmentos sueltos de la trayectoria del protagonista o a recomponer el orden de su memoria selectiva, y también gracias a un lenguaje fluido que parece sencillo pero en el que cada frase desempeña un papel preciso, como pieza de un complejo engranaje”.
http://www.diariodesevilla.es/article/ocio/536330/una/novela/filmada.html
http://www.masquepalabras.info/2009/10/el-orden-de-la-memoria-salvador-gutierrez-solis/
http://revistaprotesis.blogspot.com/2009/09/el-orden-de-la-memoria-salvador.html
http://www.gacetaeditorial.com/2009/08/resena-el-orden-de-la-memoria.html
http://www.elplacerdelalectura.com/2009/06/el-orden-de-la-memoria-salvador.html
http://latormentaenunvaso.blogspot.com/2009/06/el-orden-de-la-memoria-salvador.html
www.20minutos.es/calle20/ (nº de junio de 2009)
http://www.enresa.es/files/multimedios/SA121.pdf
http://josephbmacgregor2006.blogspot.com/2009/09/el-orden-de-la-memoria-de-salvador.html
Dicen que El orden de la memoria (Destino), la nueva novela de Salvador Gutiérrez Solís, es su Ciudadano Kane. No les falta razón en cuanto a la forma de narración y a la fuerza del protagonista, Eloy Granero, el heredero de una gran cadena de grandes almacenes que intenta poner “orden” en su memoria a través de recuerdos que le conducen a un suceso que quedó plasmado en una fotografia: la que aparece en su presente para ayudarle a colocar las piezas del puzzle del pasado.
Salvador Gutiérrez Solís (Córdoba, 1968) se estrenó en el mundo de la edición hace ahora diez años con La novela de un novelista malaleche, con la que llegó a finalista del Premio Nacional de la Crítica. El “malaleche” ha continuado vivo en obras posteriores (El batallón de los perdedores; Guadalajara 2006) a la vez que su creador navegaba en otras aguas (El sentimiento cautivo -finalista del Fernando Lara de Novela-; Barnaby Conrad, una pasión española). Ejerce también como crítico y articulista.
El orden de la memoria es la novela a la que has dedicado más tiempo. ¿Es una obra de transición, marca de alguna manera un antes y un después respecto a tus anteriores libros, en especial los dedicados al personaje del “malaleche”?
Tal vez, más que de transición, El orden de la memoria sea una novela de definición, por lo que respecta al conjunto de mi obra. Es el trabajo en el que me he sentido más cómodo. Aunque se pueda entender como una novela de “vocación mayoritaria”, que es una afirmación que no termino de asimilar, no renuncio a ninguno de mis rasgos más característicos. Es decir, me mantengo firme en mi convicción de evolucionar en cada nueva novela, partiendo de la inmensa herencia que he recibido, como cualquier escritor que emplea el español como idioma de expresión. Evolutivo, pero no experimental, que es un calificativo que me traslada a la frialdad de un laboratorio, donde se mezclan los elementos más por una intención decorativa que narrativa.
Cuando comenzamos un nuevo proyecto, todos los autores partimos de un deseo, de un anhelo, de lo que nos gustaría que nuestra obra, una vez concluida, fuera. Llegado ese momento, en muchísimas ocasiones la realidad y el deseo no se sitúan en el mismo punto. Es una sensación agridulce, frustrante, que en alguna ocasión he padecido/sentido. Algo que, afortunadamente, no he sentido con El orden de la memoria. Es la novela que quise escribir.
La estructura que le has dado nos permite hacer balance de la vida de Eloy Granero, el protagonista. ¿Ha sufrido muchos cambios el orden de la memoria de la novela durante el proceso de escritura?
Han sido tres años de constantes cambios, de “congelar” una vez y otra la novela, de distanciarme para volver a ella como si fuera la obra de otro autor. Un proceso que entiendo como necesario para alcanzar la plena visibilidad, ya que podía contemplarla desde la lejanía y comprobar si contaba con “zonas oscuras”. El orden de la memoria es un puzzle que el lector va componiendo a medida que avanza en su lectura, y, por tanto, necesitaba que cada pieza de ese puzzle contara con la mayor visibilidad, que su capacidad informativa permaneciera intacta, que ayudara al lector en la composición de la novela. Si la estructura de El orden de la memoria fue el resultado de un proceso relativamente rápido, ya que la novela desfilaba ante mis ojos, el posterior duró mucho más, tres años.
No sólo es una historia sobre la memoria que permanece, sino también sobre la memoria inventada. Claudia, la propietaria de la tienda de fotografía a la que Eloy lleva a revelar sus carretes, manipula sus fotos para tener una biografía gráfica ficticia con él.
Creo que vamos dejando nuestra huella allá por donde pasamos. El viaje, ya sea mental o físico, propicia la construcción de nuestra identidad, de la misma manera que nos desprendemos de algo, mucho o poco, de nosotros mismos en cada parada. La fotografía, qué duda cabe, puede entenderse como el mayor símbolo, símbolo material, de nuestra memoria. Ordenado o no, impreso o no, la mayoría de nosotros contamos con una serie de instantáneas que, contempladas de una manera cronológica o sentimental, pueden conformar el álbum de nuestra vida. Claudia fabrica su pasado de una manera artificial, pero no por eso deja de ser para ella un pasado intenso y emocionalmente vivido. A Eloy Granero, sin embargo, le gustaría contar con la capacidad para ordenar su memoria, desprenderse de algunas imágenes que le son ingratas. Una capacidad que sólo pertenece al tiempo.
En la narración utilizas el recurso de apoyarte en aquellas cosas que no se llegan a decir o a hacer, pero que has querido reflejar como parte de la historia. ¿Hubiera estado incompleta la visión global de los personajes sin esas acotaciones? ¿Crees que la novela hubiera resultado diferente si los personajes actuaran como desean en lugar de como se espera de ellos?
El orden de la memoria es una novela en la que los silencios cobran un gran protagonismo. Seguramente, la mayoría de nosotros nos definimos más por lo que callamos que por lo decimos. Esta novela, y agradezco tu apunte, cuenta con un falso narrador omnisciente, y digo lo de falso porque incumple las reglas de la tercera persona en determinadas ocasiones, y de una manera que puede rozar lo subliminal toma partido en la historia, desvela interiores de los personajes, amplifica algunos de sus silencios.
Importante es también el tiempo, esa obsesión de Eloy por dedicárselo a sí mismo y aprovechar cada segundo.
Paul Auster nos enseñó a pesar el humo. A Eloy Granero le encantaría pesar el tiempo. Pero el tiempo real, o lo que él entiende como tiempo real. Su propio tiempo, el tiempo que se dedica, ese que no emplea en ser la persona que todos esperan de él. Ese tiempo que se siente, que se goza. Puede que a todos nosotros nos gustaría sólo “contar” el tiempo efectivo, que el reloj se detuviera en los tiempos muertos. Pero las manecillas del reloj siguen avanzando, queramos o no; una realidad de la que no escapa ni alguien como Eloy Granero.
Las mujeres tienen una gran presencia en la novela, aunque la vida de Eloy está marcada por los personajes masculinos (su primo Rafa, Matías, su amigo Taylor…). ¿Cómo te fuiste planteando el papel de cada una de esas mujeres que intervienen, en la mayoría de ocasiones, de manera esporádica en las vivencias del protagonista?
Eloy Granero mantiene una relación muy compleja con las mujeres, y que va de la admiración al más absoluto de los aburrimientos. Sin querer llegar a contradecir la opinión de algunos críticos, que puede ser tan respetable y tal vez más acertada que la mía, no es atracción lo que Eloy siente por los protagonistas masculinos de El orden de la memoria, es admiración, idealización, espejos en los que nunca se podrá reflejar.
Todos estos personajes secundarios, tanto los masculinos como los femeninos, nos ayudan a descubrir, y puede que entender, la personalidad de Eloy Granero.
Con El orden de la memoria te has lanzado a la promoción a través de las redes 2.0, un recurso cada vez más utilizado por los autores para dar a conocer su obra. ¿Qué tal ha resultado la experiencia?
Me considero un escritor realista en todos los sentidos, y esa conciencia plena del día a día, de la vida y sus circunstancias, me lleva a utilizar todas las herramientas y las posibilidades que las nuevas tecnologías, Internet y la informática, nos ofrecen. Las wikipedias han necesitado muy poco tiempo para imponerse a las enciclopedias, y en la mayoría de los casos los blogs personales constituyen, a su manera, las enciclopedias y las wikipedias más certeras y fiables que se puedan encontrar en la actualidad.
Desde que El orden de la memoria ha llegado a las librerías, las visitas a mi blogs personal o al de la novela
www.salvadorgutierrezsolis.blogspot.com
www.elordendelamemoria.blogspot.com
se han multiplicado de manera asombrosa. Los perfiles de Facebook
EL ORDEN DE LA MEMORIA Página ,o
ya cuentan con miles de amigos, miembros, fans, etc., superando muy ampliamente todas mis expectativas. Cada día recibo decenas de mensajes, de lectores que me cuentan sus impresiones sobre la novela o interesándose de cómo conseguirla, sobre todo de personas que viven al otro lado del Atlántico. En definitiva, una experiencia muy enriquecedora, muy directa, muy sincera, que me está reportando momentos inolvidables.
José A. Muñoz
Esta semana, y tras el tan merecido puente de Sin más, aquí os dejo con las interesantes respuestas del autor. Disfrutadla: ¿Cuándo empezaste a escribir? Puedo responderte cuándo, que fue inusualmente tarde, si me comparo con buena parte de mis compañeros. Hasta los 27 años no comencé a escribir narrativa. Me recuerdo desde que tengo uso de razón con un libro entre las manos, pero hasta los 27 no me planteé pasar al otro lado e inventar mis propias historias. Creo que si la edad de inicio puede entenderse como extraña, mucho más mi primer texto: una novela. La presenté al premio de novela de Universidad de Sevilla y gané. Pasé en seis meses de ser un lector a un escritor con un libro en las librerías. Creo que escribí mi segunda novela sólo para comprobar si la primera no había sido una casualidad… Me costaría mucho más trabajo responder por qué comencé a escribir. ¿Dónde encuentras normalmente la inspiración? La realidad, la realidad, la realidad. Me documento a través de la curiosidad y de la observación. Me interesa sobremanera el día a día, el ruido de las calles, los empujones de los bares, las miradas en el autobús… Además, entiendo este periodo histórico que estamos atravesando como uno de los más alucinantes de cuantos ha contado la humanidad. Un tiempo de constantes cambios, de constante transformación. Un tiempo susceptible de analizar y de ser contado.
¿Cómo surgió la idea de escribir El orden de la memoria? La chispa de El orden de la memoria surgió a partir de una película, una noticia en un diario y, sobre todo, un poema de Raymond Carver. El poema con el que concluye la novela. Entendía que contaba con tres piezas que articulaban un puzzle. O, más que un puzzle, una película que se proyectaba en mi cerebro. Debo de reconocer que el armazón inicial de la novela lo tracé en muy poco tiempo. Sin embargo, alcanzar el tono ideal, la distancia y la visibilidad me ha llevado varios años. ¿Te obsesiona el tiempo? ¿Y el orden? El orden, para nada. Creo que cada uno cuenta con su propia definición del orden, que en muchos casos es radicalmente diferente a la de quien tenemos al lado –para desgracia de ambos-. El tiempo no consumido, no vivido, no disfrutado, sí me obsesiona. Debo de reconocer que soy una persona muy activa y los “tiempos muertos” no me relajan, todo lo contrario. ¿Guardas algún secreto inconfesable que nunca revelarías? Ja, ja… Menuda pregunta. Todos tenemos nuestros secretos, creo. Yo los tengo, pero tal vez sean inconfesables por mi propio pudor más que por su naturaleza. Si los comparo con los de Eloy Granero, mis secretos se los podría contar a Heidi sin causarle ningún trauma.
¿Se parece Eloy Granero a alguien que hayas conocido? No, afortunadamente. No se parece a nadie que haya conocido, al menos, personalmente. Tampoco es Eloy Granero un prototipo, un ser fácil de encontrar. Como ya he comentado en alguna ocasión, Eloy Granero es un “malo” a “tiempo parcial”, sólo unos minutos durante toda su vida, porque tampoco creo que haya “malos” que lo sean las veinticuatro horas del día. Seguro que Manson tuvo momentos de afecto, y Hitler y todos ese miles de “malos” que han traspasado la línea del tiempo. ¿Por qué es Eloy incapaz de tener remordimientos? Porque tiene su propia moral, porque en el fondo él también se reconoce casi como una víctima, como una persona sobrepasada por las circunstancias, por los momentos, por su propia naturaleza. Sí existe el remordimiento en el interior de Eloy Granero, pero por motivos y razones muy diferentes por los que podamos tener la mayoría. ¿Por qué parece que a tipos como a Eloy siempre le va bien en la vida? Porque somos tremendamente miopes y el concedemos al aspecto material toda la importancia. El “tanto tienes, tanto vales” se cumple más de lo que debiera, y muy especialmente durante los últimos años, que hemos contemplado con admiración a todos esos personajes que han devorado el propio y monstruoso engendro económico que habían construido a costa de nuestras hipotecas, de nuestro esfuerzo. Tampoco creo que parezca que les va muy bien en la vida, son más visibles, nada más. Seguramente nosotros somos mucho más felices.
¿Tienen Claudia y Eloy algún futuro juntos? Me han formulado esta misma pregunta docenas de veces. Claudia y Eloy, a su manera, tienen un pasado, un pasado intenso y admirado. Bases más que sólidas para contar con un futuro estable. No me extrañaría abrir el buzón cualquier día y encontrarme una invitación de boda. ¿Qué esperas que encuentren tus lectores en esta novela? El orden de la memoria es una novela de varias capas o texturas. Es decir, es una historia que esconde una intriga, sí, pero también es un retrato psicológico, de la misma manera que se puede considerar como un retrato social. Y es una novela de descubrimientos, comenzando por la personalidad de Eloy Granero. Entiendo que son diferentes y muy variados los elementos por los que se puede sentir atraído cualquier lector. ¿Tienes ya nuevos proyectos? No, y sí, pero nada todavía lo suficientemente definido. Tengo ideas, breves fragmentos que tal vez me indiquen un camino, nada más. En cualquier caso, puedo adelantar que no se parecerá en nada a El orden de la memoria. Muchas gracias, Salvador, por tu tiempo, tus interesantes respuestas y tus fotos. Espero que El orden de la memoria te de muchas alegrías y pronto nos ofrezcas nuevos proyectos tan interesantes como siempre. A vosotros, queridos seguidores, gracias por estar ahí una vez más. Cristina Monteoliva
|
EL ORDEN DE LA MEMORIA. Salvador Gutiérrez Solís 12/10/2009 21:34:38 |
Título: El orden de la memoria Autor: Salvador Gutiérrez Solís Editorial: Destino Págs: 304 Precio: 18,50 € Voluntaria o involuntariamente: todos hacemos balance de nuestra vida alguna vez que otra. A nuestra mente se nos vienen los recuerdos de nuestra niñez, los de la juventud temprana, los de las personas que aún nos acompañan y los de aquéllos que ya nunca volverán. Seguro que en más de una ocasión se cuelan también recuerdos desagradables, sucesos de nuestra vida que nos marcaron y que quisiéramos borrar de nuestra mente. De esto sabe especialmente Eloy Granero, el protagonista de El orden de la memoria, la novela de Salvador Gutiérrez que hoy comentaremos. Eloy Granero tiene unos grandes almacenes de éxito, un dúplex de seiscientos metros cuadrados, una asistenta la mar de eficiente, dos ex mujeres y una cámara de fotos que le ha acompañado en muchos momentos de su vida. Como es habitual, Eloy lleva unos carretes a revelar a la tienda de Claudia, su vecina y amiga, una persona de total confianza. Poco hace imaginar lo que Claudia encontrará entre las fotos reveladas, entre esos negativos olvidados que tal vez sería mejor haberlos dejados en el baúl del olvido para siempre. Pero, ¿qué oscuro secreto podría guardar una persona como Eloy? Existe un narrador en tercera persona en esta obra, uno de esos seres meticulosos y ordenados que nos acerca a la vida de Eloy Granero, a su pasado, su presente, a su manera de ser y de no ser, utilizando para ello un ritmo in crescendo, una narración atractiva que nos conducirá hasta el final más inesperado. Este guía, que no se identifica con ningún personaje de la obra, no es tampoco un narrador cualquiera, pues no sólo se comunica con nosotros, los lectores, sino que también lo hace con Eloy, quien le escucha y a veces le contesta, como si estuviera oyendo el discurso de un amigo, tal vez el único verdadero que Eloy posea. El protagonista de esta historia es el ya mencionado Eloy Granero, un niño de papá acostumbrado a tenerlo todo en la vida, el mismo que heredara la presidencia de los Almacenes Granero aún cuando su hermana estuviera más preparada para asumir el cargo. A Eloy le gustan la fotografía, las putas, los tobillos de su última ex, el orden y no perder el tiempo. Eloy parece un hombre tranquilo, un tipo que nunca ha roto un plato, un ser anodino cuyo mayor atractivo es el dinero. Nada más lejos de la realidad: Eloy no es tan simple, ni su obsesión por el orden y el tiempo, tan inofensiva. Pero, ¿qué se esconde tras esta fallada? ¿Qué oscuros secretos puede esconder alguien tan respetable? La clave para resolver el enigma nos la dará Claudia, la servicial dueña de la tienda de fotos. Claudia es discreta, amable, paciente. Claudia revela las fotos de Eloy con cuidado, presta atención a los detalles, ama a su vecino y amigo en silencio. Tal vez lo que descubra en ese carrete viejo no tenga importancia, tal vez lo signifique todo. Pero, insisto: será ella la que nos lo indique. El orden de la memoria, en definitiva, no es sólo el retrato tanto de un segmento concreto de la sociedad española actual como de la vida de un hombre adinerado, en particular, en un estadio concreto de su vida, un análisis de su pasado y de las relaciones que ha mantenido y mantiene con todos las personas de su entorno, un documento que explica los pasajes que han marcado la vida de este personaje tan rico en matices, este ser sin objetivos reales en su vida, pues de eso nunca ha tenido que preocuparse; sino también una obra llena de intriga, de desazón y también de amor y esperanza, una sorprendente y original historia que no podrás dejar de leer hasta el final. Está bien echar la vista atrás a veces, recordar lo pasado, sea bueno o malo. Tal vez no deberíamos obsesionarnos en demasía por algunos recuerdos, mirar adelante sin más. En fin, que cada uno decida lo que crea más oportuno, que ordene o desordene su memoria. En todo caso, no dejéis de leer El orden de la memoria, una novela que no os dejará indiferentes. Cristina Monteoliva |
Un retrato generacional de aquellos que no se resignan adespedir definitivamente a la juventud.